La reducción de los márgenes de beneficios de las empresas las obligan a realizan acciones correctoras, como la reducción de plantilla o reducción de sus planes de inversión.
A medio plazo se traduce en aumento de paro, ralentización económica y reducción en la recaudación de impuestos.
Las medidas sociales que necesitan financiación de dinero público puede acabar repercutiendo en subidas de impuestos. A medio plazo puede encontrarse un problema para financiar estas medidas sociales, que obligue a recortarlas, llegando a una situación peor que la de origen, sin medidas sociales y con una economía ralentizada.
Por ello es preferible aplicar medidas sociales menos demandantes de fondos públicos y acompañarlas de medidas de estímulos de la economía y apoyo a las empresas.
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